Es diciembre y si eres de los que frecuenta centros
comerciales a última hora haciendo compras navideñas, debes estar feliz
cantando villancicos o como un Grinch odiando cada árbol de navidad, arreglo
navideño o persona usando suéteres hermosamente ridículos de navidad.
Si estás en etapa Grinch, probablemente quieras arrancar las luces de todos lados y simpatices con el gatito que derribó el árbol de casa de tu tía. Si, por el contrario, estás horneando galletas, vestido en un suéter rojo de renos, probablemente te encuentren poniendo luces en todos los lugares que puedas (sabes que tienes suficientes rollos, y si no, sabes que puedes comprar más en el súper o mercado más cercano). En ambos casos, te has dado cuenta de las luces y lo indispensables que son en Navidad, pero ¿te has preguntado su origen?
Si estás en etapa Grinch, probablemente quieras arrancar las luces de todos lados y simpatices con el gatito que derribó el árbol de casa de tu tía. Si, por el contrario, estás horneando galletas, vestido en un suéter rojo de renos, probablemente te encuentren poniendo luces en todos los lugares que puedas (sabes que tienes suficientes rollos, y si no, sabes que puedes comprar más en el súper o mercado más cercano). En ambos casos, te has dado cuenta de las luces y lo indispensables que son en Navidad, pero ¿te has preguntado su origen?
Imagina viviendo en el siglo XII en Europa, antes de la
electricidad, donde las noches son más largas que aquí, las velas son caras y
no existen las posadas con ponche, cánticos y piñatas. Nada de Juanito
quemándole el pelo a Lucía, ni todos peleándose por cacahuates y tejocotes. Así
es, imagina un mundo sin posadas.
Pues en este mundo sin posadas, sí había religión, más no la
cristiana, al menos no en esta historia, y tenían un tronco Yule, que al
prenderlo era la promesa del que el sol regresaría. A los cristianos les gustó
la idea y decidieron adoptarla, y empezaron a meter árboles cuyas hojas no se
caían, a sus casas durante el invierno y en el siglo XVII los alemanes
empezaron a ponerles velas para iluminarlos. Esto se volvió viral y al poco
rato estaba en toda Europa del Este y no faltó mucho para que llegara a Estados
Unidos. Bueno… se sabe que el primero estuvo en 1821, gracias al diario que llevaba un chico, pero
un par de siglos no eran tanto antes del internet y los aviones.
Sin embargo, no fue sino hasta 11 años después que el
profesor Charles Follen iluminó con velitas su árbol, y el primero en la Casa
Blanca vino en 1856 con el presidente Franklin Pierce.
Aquí, en el nuevo mundo, empezaron a ver los problemas de
iluminar el árbol de Navidad con velas. Era muy complicado mantenerlas en las
ramas, así que intentaron de todo, incluyendo aguas, alambre, hilo, más cera,
hasta que en 1878 Frederick Artz inventa un portavelas con clip. Aquí ya tenemos
un problema menos, pero el problema de las velas no era sólo que se cayeras,
sino que se cayeran, encendieran el arbolito de navidad en medio de tu sala y
de paso toda tu casa. Ahora sólo estaba el problema de que incendiaran todo sin
caerse, sólo por estar sobre algo altamente flamable, así que no podían estar
encendidas por mucho tiempo, siempre debía haber alguien vigilándolas y con un
cubo de agua o arena listo en caso de algún incendio. Obvio hubo muchos y las
compañías de seguros en un momento se rehusaron a pagar por incendios
provocados por árboles de Navidad.
Nos importa la fecha y el lugar porque ahí es donde hubo una
solución. Si hubiera pasado todo esto en otra época o en otro país,
probablemente no hubiera pasado lo que sigue de la historia, por eso es
importante que fuera en la segunda mitad de los 1800 y en USA. En 1879, Edison
inventó la bombilla incandescente y obviamente quería presumirlo. En 1880
decidió colgar hilos de luces eléctricas afuera de su laboratorio en Menlo
Park, Nueva Jersey, para que los que iban en el ferrocarril que pasaba cerca de
ahí lo pudieran ver como un milagro de Navidad. Y como las cosas sencillas no
le gustaban, decidió que el generador que iba a nutrir todo, estaría a 8 millas
de su casa, o sea, alrededor de 13km.
Eso no fue suficiente. El 22 de diciembre de 1882, Edward
Johnson, amigo de Thomas Edison y Vicepresidente de la Edison Electric Light
Company, invitó a una serie de reportes, incluidos el Detroit Post y el Tribune,
a su casa a ver el primer árbol iluminado eléctricamente. Éste estaba en el
salón de su casa, era encendido por un generador Edison y tenía ochenta bulbos rojos,
blanco sy azules conectados a mano, que encendía de forma intermitente. El
árbol estaba sobre una cada motorizada que lo hacía rotar seis veces por
minuto. En 1884 le tocó al reportero del
New York Times, el cual escribió una historia titulada “Un brillante árbol de
Navidad: Cómo un electricista maravilla a sus niños”.
Ya tenían la promoción, ahora necesitaban el producto. Durante
los siguientes años estuvieron haciendo pruebas para mejorar las luces
eléctricas de Johnson y en 1890 salieron a la venta con todo y anuncios en
revistas.
Diez años después, ya estaban en todos los displays navideños de las tiendas.
Así que... aquí tienes a los culpables de aquellas lucecitas que te persiguen en tus compras de último momento. Si quieres saber sobre el culpable de no poder ver tele porque tu mamá quiere tener las luces del árbol encendidas justo detrás de ti y ese prende y apaga te molesta... no te pierdas la siguiente entrada.Diez años después, ya estaban en todos los displays navideños de las tiendas.
Fuentes consultadas:
McNamara, Robert. (2018,
December 1). History of Electric Christmas Tree Lights. Retrieved from
https://www.thoughtco.com/history-of-electric-christmas-tree-lights-1773789
hermosooooo!!!
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